Este deporte es casi el
arquetipo del mundo ejecutivo, en su versión outdoor. Conozca las razones que
lo hacen tan popular.
Al menos dos veces a la semana
Adriana Chacón tenía que ir a jugar golf en los sofisticados clubs de Costa
Rica. De esa manera, podía conocer a ejecutivos de las más importantes
compañías. Una agencia de publicidad reconocida a nivel mundial, cuyo nombre prefiere
no revelar, le pagaba las clases de golf.
Chacón, quien actualmente es
encargada de márketing de Incae
Business School, trabajó durante varios años para diferentes agencias de
publicidad, y asegura que los mejores clientes los tuvo jugando al golf.
“En Estados Unidos se lleva
mucho el jugar golf para hacer networking y cerrar negocios, y una
agencia de publicidad tuvo la idea de replicar el modelo para conocer mejor a
los clientes”, dice.
Cuenta que mientras recorría el
campo de 18 hoyos, pasaba toda la mañana conversando con diferentes ejecutivos,
en un proceso muy interesante para construir redes e ir conociendo cómo son sus
clientes. “De esta manera se va viendo lo que piensa y lo que quiere el cliente,
se le conoces mucho mejor. Luego, es más fácil saber cómo hacer negocios con
ellos".
Como ejemplo de éxito, asegura
que su agencia se vio favorecida varias veces, con un cliente que tenía cuenta
en dos agencias competidoras, “pero siempre nos daba más regalías, porque yo
jugaba golf con él. Es un tema de confianza”, indica.
Una herramienta para
adquirir habilidades directivas
El golf es más que networking,
y el estatus que inevitablemente va asociado. Esto, pues una oficina y un
campo de golf parecen tener más en común que lo se cree. Corresponden a
escenarios distintos, pero que se unen de cierta forma y los ejecutivos lo
saben bien.
No son pocos quienes lo
practican, y lo cierto es que en ambos ambientes se necesita poseer
determinación, tolerancia a la frustración y soportar presiones. Es algo
así como un entrenamiento para la oficina, tomando en cuenta que se debe que
saber lidiar con las complejidades que se producen en éstas.
El poder de tomar
decisiones
“Lo fundamental que entrega el
golf es el poder para la toma de decisiones. El ejecutivo/golfista debe
evaluar las diferentes variables que hay en juego, ver los riesgos que implica,
estudiar las alternativas y tomar una decisión, y seguir pegado al plan al
ejecutar la situación”, indica Carlos Giesenow, vicepresidente de la Asociación de Psicología
del Deporte Argentina.
Giesenow explica que durante todo
el proceso, tanto en el terreno como en la empresa, se debe tener claridad
mental y serenidad de no dejarse llevar por un impulso. Eso sí, se
debe confiar en la intuición, “que muchas veces es la experiencia que te
está hablando, y también ver si conviene tomar más decisiones racionales, o más
emocionales", dice Giesenow.
Durante el juego hay que guardar
la compostura y saber que la decisión se debe tomar en un momento justo,
porque “si estás todavía pensando en lo que sucedió o te adelantas demasiado,
también te va a distraer del foco”, dice Giesenow.
Enfrentar los obstáculos
“Las condiciones de mercado
son como las condiciones climáticas del campo”, asegura Giesenow. Hay cosas
que se pueden controlar y cosas que no. “Uno puede controlar su reacción, su estrategia,
pero no se puede controlar el viento”, dice.
Entonces, según el psicólogo
deportivo, el ejecutivo que juega golf es capaz de enfrentar situaciones
adversas en el mercado, porque sabe que lo más importante es su forma de
enfrentar esas situaciones.
“El ejecutivo se va a focalizar
en su estrategia propia, la preparación que tiene, la actitud con la que
enfrenta el desafío. No se puede concentrar demasiado en las cosas externas
y en cómo le está yendo a los demás, porque esos factores terminan poniéndolo
más ansioso, más nervioso y genera más presión”.
Un tema ético y valórico
También es importante, asegura
Giesenow, conservar ciertos reglamentos de la ética, la etiqueta del juego y
los valores.
“Si bien un jugador lleva la
tarjeta a otro, uno sale solo y algunos le pueden cambiar el score para que su
handicap no baje. Entonces también se trata de un juego de caballeros, y
tiene que ver con una práctica responsable del liderazgo. “Hay que ver si a la
hora de la verdad, cuando las cosas se compliquen, se va a estar dispuesto a
mantener los valores”, dice el psicólogo.
El golf enseña humildad, pues
"cuando un golfista cree que se las sabe todas y se confía en exceso, la
realidad suele enviarle una respuesta que no esperaba, y eso pasa también en la
la dirección”, asegura.
Si usted no practica golf y en
cambio le gusta el yachting, el andinismo, el rugby, el fútbol o las artes
marciales, y ya está evaluando cambiarse, espere a próximas entregas, donde
abordaremos también las bondades de esos deportes.