Ya sea por desconfianza en la
economía formal o porque los lazos de sangre o la amistad son más fuertes, es
aún incierto el futuro que puede tener una inversión o emprendimiento a partir
de la afinidad. Aunque este sistema parece dar óptimos resultados en el escenario
latinoamericano, los expertos aconsejan no dejar de evaluar a los potenciales
socios.
Recientemente, el
National Bureau of Economic
Research de EE.UU. publicó una investigación de los profesores Paul
Gompers, Vladimir Mukharlyamov y Yuhai Xuan titulada
The
Cost of Friendship. En la misma, los autores abordan el tema de la
colaboración entre individuos, interesándose primeramente por encontrar qué
características motivan a las personas a trabajar juntas, y en segundo lugar,
cuán efectivas o perjudiciales llegan a resultar esas alianzas para el
cumplimiento de los objetivos.
La temática resulta relevante
dentro del universo de los negocios y las organizaciones, dado el peso que
tienen las relaciones humanas en el funcionamiento de los mismos. Al fin y al
cabo, la selección de los recursos humanos, de los suministradores, el trato a
los clientes, la elección de los co-inversionistas, la decisión de invertir en
un proyecto o de emprender un negocio, las networks profesionales, se relacionan
muy estrechamente con la naturaleza de las relaciones humanas. Básicamente, los
autores compararon los resultados de las asociaciones basadas en la
“habilidad”, con aquellas sustentadas en la “afinidad”, encontrando que las
primeras tienden a beneficiar más que las segundas.
Sin embargo, al tanto de que la
cultura del management y los negocios en América Latina concede gran
importancia a la calidad de las relaciones humanas y privilegia los lazos
familiares y los de amistad, AméricaEconomía indagó sobre si los
resultados de esta investigación se aplicarían a la realidad regional. Para
ello, se concentró en ciertas áreas del universo laboral y de negocios tales
como la incidencia de los lazos personales en la elección del personal y el
comportamiento ético, deshonesto o corrupto, y en la preferencia por realizar
inversiones con amigos, familia, o sea, en base a la afinidad, o con personas
más distantes pero más profesionales, en base a la habilidad.
En América Latina, mejor
con familiares que amigos
En Chile, José Ernesto Amorós,
director de Investigación Facultad de Economía y Negocios de la Universidad del
Desarrollo (
UDD), comenta que
“la primera diferencia que observa entre el contenido de la investigación
estadounidense y el contexto regional latinoamericano, es que acá no existe, o
es muy incipiente, el tema de la inversión profesional o formal, o para usar el
término del reporte, basadas en “habilidad”. Específicamente en Chile, la
mayoría de las inversiones se hacen entre familiares, incluso más que entre
amigos”.
Sobre esto, Gabriel Rovayo,
director general
IDE Business
School, de Ecuador, y presidente de Roadmark Solutions, critica que “el
error más común de los emprendedores es escoger al socio solamente por una de
sus dimensiones, ya sea por el capital, por su especialidad, o por simples
lazos de amistad o de sangre. Pero a los socios potenciales hay que analizarlos
globalmente, porque son mucho más que colegas de trabajo, es quien ayudará a
lograr una gestión más eficiente, compartirá responsabilidades y
riesgos”.
Pero nuevamente, la realidad
latinoamericana desafía las lógicas de los mejores consejos. Buena parte de las
multilatinas de éxito nacieron como empresas familiares, tales como
Cencosud de Chile y
Ajegroup de Perú.
Así como los gestores de
emprendimientos que han salido adelante con bastante éxito, como es el caso de
Cumplo.cl de Chile. Según Jean
Boudeguer, gerente general de la startup, “los inversionistas iniciales eran
amigos del CEO y personas de gran confianza y afinidad en los negocios. Y los
20 primeros empleados tienen una relación emocional que va mas allá del
dinero”.
Otro caso es el de
Galindo Publicidad,
de EE.UU. Su CEO y fundadora Martha Elena Galindo cuenta que “la inversión
inicial en el proyecto fue regalo de mi esposo para que registrara mi propia
empresa con el énfasis que me interesaba, y entonces a partir de ahí volara yo
por mi cuenta”.
Un detalle interesante lo aporta
Amorós, refiriéndose a los resultados de un estudio que condujo dentro del
contexto chileno: “desde una perspectiva de género, notamos que es más
frecuente para los hombres la decisión de invertir con amigos, o en ellos, casi
tanto como en familiares, mientras que las mujeres definitivamente inclinan la
balanza hacia la familia”.
Con todo, señala Amorós, esto
implica un “castigo” para las mujeres, porque la evidencia indica que el
retorno de inversión que se espera de un amigo o colega es cuanto menos un 50%
mayor que de un familiar.
La influencia del contexto
Raghavendra Rau, profesor de
Finanzas de la británica
Cambridge
Judge Business School de la Universidad de Cambridge, llama la atención
hacia la
influencia que ejerce el contexto económico y legislativo sobre la
decisión de preferir emprender con familiares o amigos, “la principal razón
por la cual la gente decide emprender un negocio con familiares o amigos tiene
que ver con que no confían en la economía formal. Por eso tiene mucho que ver
con cuán bien o mal le va a esta. Por ejemplo, si los derechos sobre la
propiedad son firmes, transparentes y se hacen cumplir, y por tanto todos
tienen claro que si se violenta el derecho de alguien, la persona puede acudir
a la Justicia y las leyes no se aplicarán arbitrariamente, entonces la
'afinidad' pierde importancia”.
Incluso, Rau explica por qué es
el estado de la economía formal un factor de peso en la existencia de
corrupción dentro de las organizaciones, indicando que las relaciones de
afinidad no necesariamente llevan a un comportamiento corrupto, por ser más
permisivas. “Básicamente, la gente se comporta de manera corrupta por razones
semejantes a las que decide emprender sólo con familiares o amigos, y es porque
no confían en la normas o en la estructura formal, no tienen confianza en que
las leyes los protegerán”.
Federico Weinschelbaum, profesor
de Economía de la argentina Universidad de San Andrés (
Udesa), concuerda en
observar un efecto negativo del mercado, y el entorno económico. Esta vez, el
resultado sería la tendencia del empleador de contratar a sus trabajadores
entre sus más allegados. Por ejemplo, cuando “el empleador se ve obligado a pagar
salarios muy altos, entonces prefiere contratar a la gente más cercana,
produciéndose lo que hemos llamado 'efecto cuñado'”. Lo negativo en este
sentido, según señala en su investigación, es que el empleador hace esto
“incluso a riesgo de que le cueste en eficiencia en la producción, porque el
'cuñado' continuaría percibiendo el mismo salario alto, al margen de su
esfuerzo o productividad”.
Finalmente, Rovayo insiste en la
importancia de escoger un buen socio, pues “las implicaciones pueden afectar el
negocio o la amistad. Si no se separan adecuadamente estas dos dimensiones, si
no se aclaran las condiciones y las reglas, el resultado puede ser lamentable:
quedarse sin negocio y sin amigo”.
Por eso, el director general IDE
Business School comparte algunos criterios que en su opinión deben observarse a
la hora de elegir compañero de viaje y sociedad. Entre otros, resalta el
compartir “visión, pasión y valores. Se debe analizar los niveles de madurez
emocional y profesional, tanto como buscar a alguien que nos complemente”.