Cuando dirigimos una empresa propia o trabajamos en una, nos
preguntamos: ¿cuánto vale mi empresa? Y la respuesta no solamente es importante
porque, a través de ella, podemos dimensionar su valor, sino también porque es
una oportunidad para reflexionar de qué variables depende el valor de la
empresa y qué esfuerzo debemos hacer para que esta pueda valer más, cada vez
más y más.
En general, podemos decir que una empresa depende de los
resultados que obtiene. Si tiene una mayor utilidad, vale más. Y viceversa: si
tiene utilidades bajas, tendrá menor valor. Pero… ¡Cuidado! Puede ocurrir que
tenga utilidades pero no construya valor, aunque parezca increíble. Y este tema
es de suma importancia para comprender los distintos niveles de los gestores en
una empresa.
Antes de reconocer el valor de una empresa, recordemos
algunos antecedentes. Si me aproximo a cualquier empresa, esta tendrá un
Balance General. En ella se apreciará el tamaño de la empresa en términos
contables, que denominamos “Activo”, sobre el cuál tienen derechos los
acreedores, con los cuales se tienen deudas, que en conjunto denominamos
“Pasivo”. La diferencia es el derecho de los accionistas o el “Patrimonio”. En
el ejemplo, la empresa MAG Industrias tiene un tamaño contable o Activo de
$10’5, deudas o Pasivo por $4’3 y un valor contable del Patrimonio de $6´2.
Fíjese que la primera aproximación que tenemos al valor de una empresa es el
Patrimonio contable.
En el caso del valor patrimonial de una empresa, una primera
aproximación sería preguntarnos lo siguiente: ¿cuál es el flujo de beneficios
que tienen los accionistas por su inversión? La respuesta es “los dividendos”,
que obtendrán en el tiempo y que resultan de la utilidad que obtiene la
empresa. Por lo anterior, obtendremos una primera relación a partir de la
utilidad. Para eso debemos tener presente que la remuneración que tiene un
acreedor por un préstamo que realiza o un ahorrista por el depósito que realiza
en una entidad financiera es el interés. Del mismo modo, la remuneración que
tiene un inversionista en una empresa (Patrimonio) es la utilidad que obtiene
la empresa. Por lo tanto, podemos decir que la Utilidad Esperada que debe
obtener un inversionista en su inversión (Patrimonio) a un determinado Costo de
Capital (k) es:
Esto significa que si el costo de capital de la empresa de
nuestro ejemplo es 10%, entonces:
Observemos que la empresa, para mantener el valor
patrimonial, debe obtener al menos $620,000. Entonces, si obtiene una utilidad
de, por ejemplo, $300,000, debe significar una perdida para los accionistas, y
si obtiene una utilidad de $720,000 un beneficio adicional para ellos, pues
estos efectos podemos establecerlos invirtiendo la fórmula anteriormente
mostrada.
Es decir que el Valor Financiero del Patrimonio será, en el
primer escenario, de $3’000,000 (Utilidad de $300,000 / K=10%) y, en el
segundo, de $7’200,000 (Utilidad de $720,000 / K=10%). Observemos que, en el
primer caso, los accionistas han perdido patrimonio porque, a decir de los
números contables, han invertido $6’200,000 y el negocio solo genera un valor
de $3’000,000. Sin embargo, en el segundo caso, el patrimonio de los
accionistas se ve favorecido con un valor de $7’200,000 superior a lo invertido
($6’200,000). Entendamos que esta apreciación financiera del patrimonio se debe
a que se han generado utilidades superiores a las mínimas esperadas.
Esta reflexión sobre el valor de la empresa nos lleva a
pensar que el objetivo de valor de la empresa es la utilidad que obtendrá, que
debe ser mayor al rendimiento esperado por los accionistas, de manera que
paulatinamente se vaya apreciando su patrimonio.
Esta es la primera parte del concepto del valor de la
empresa. Espero les haya servido la metodología, que en mi opinión resume lo
más importante y simple de realizar. Más adelante publicaré una segunda parte
del artículo, donde mencionaré las divisiones del patrimonio, el capital social
y sus implicancias en el valor de una empresa.
Fuente: Diario Gestión
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